lunes, febrero 15, 2010

Dónde fuiste a parar, dónde estás.

Me leo y no me reconozco. Me leo y me adivino genial, creativa, ocurrente.

Me recuerdo nítida y paradójicamente con la misma campera que tengo puesta ahora. Diez kilos menos y el corazón muy roto. Probablemente lo más roto que lo haya tenido en mi vida. ¡qué va! Rotísimo. Pedacitos. Así.

Pero de alguna manera, la necesidad de retomar este blog como lo que alguna vez fué, puede que haya sido un rejunte de casualidades - causalidades. El haber tarareado para mis adentros la canción que da título a este post, tampoco puede ser casualidad, el volver a ponerme esta campera. El juego del abismo. El juego de la oca. La cornisa. El puto terror, el pánico. El odio a la sobremesa, los tenedores con los dientes torcidos, el frío en los pies y el objetivo en la cabeza.

Sigo siendo yo.

Como ese 14 de mayo no tan lejano: hoy se vuelve a bifurcar mi vida. Y elijo este camino. Elijo mi propia aventura.

Hoy, paso a la página 28. Mi nombre en clave es Jonas.

Lo que escuchaste.

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