Me quiero hacer un piercing en la lengua. Ya tengo uno en la nariz y se puede decir que dos más en la parte de arriba de la oreja. Pero quiero uno en la lengua. Rulos tiene uno, así que ya conozco todas las recomendaciones existentes.
Y a mi mamá la idea no le gusta ni un poco. Pasó de decirme que me dejaba sin trabajo (ella es la que me emplea, digamos) hasta con que si me tienen que cortar la lengua y me quedo muda (!) ella no me acompaña a la clínica. Cualquier cosa dice, pero yo insisto hablando del tema, para que le deje de dar impresión y cuando me lo haga no me joda tanto. Y además para tener su aprobación, obvio.
Y por otro lado está mi abuela, moderrrna como ella sola. Idola de multitudes, de grandes y chicos. Y como sé como es mi abuela, le comenté a ella.
Yo: -Abue, me quiero hacer un aro en la lengua.
Abuela: -Ay, no! ¿para qué? después te vas a arrepentir.
Yo: -Pero no es como un tatuaje. Cuando me canso del aro me lo saco, el agujero se cierra y listo.
(...)
Abuela: -Y bueno, pero pensá que no vas a poder hacer sexo oral!
Mi cara se transformo de blanca a violeta en tres segundos. Tiene 79 años, pero por muy piola y moderna que sea jamás, pero nunca jamás pensé que me podía llegar a decir algo como eso.
Creo que todavía se está riendo de mi reacción.
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